Esta foto está tomada en Larache, una pequeña ciudad del norte de Marruecos que mira hacia el horizonte del Atlántico, buscando su antiguo esplendor. La antigua Lixus, fenicia, cartaginesa y romana, hoy olvidada, medio comida por las matas y los arbustos. La bella Al-'Araish, defendida por los árabes de los portugueses y los españoles. La floreciente Larache, esplendorosa y antigua colonia española. Actualmente una ciudad, otra más, dejada de la mano de algún dios. Olvidada.
La imagen corresponde a la antigua kashba An-Nasr, hoy llamada la alcazaba de las cigüeñas. Este monumental edificio me impresionó. Por su arquitectura, su majestuosidad. Pero también por su total abandono, como tantas otras joyas.
Sobre una de sus torres redondeadas dos juveniles y un adulto de gaviota patiamarilla (Larus michahellis) atisbaban, como toda la ciudad, ese salado horizonte atlántico. Estas aves, sobre tan desastrada obra, me hicieron reflexionar. Siempre me ha preocupado la pérdida de especies, hábitats y ecosistemas. No es que sea ajeno al expolio de restos arqueológicos o el abandono de obras de arte. Pero quizás, supongo que simplemente por cercanía emocional, he estado más preocupado por la salvaguarda del medio ambiente. Pero mi reflexión es: ¿No será la misma enfermedad la que consume el medio natural y el cultural? Pero lo más importante es la conclusión que podemos ver: Estamos dentro de una sociedad enferma. Y lo toleramos.
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