A principios de enero, justo acabado de estrenar el año, un tren sorprendentemente rápido y barato me llevó (amenizado el viaje gracias a las charlas seniles) hasta la capital de Araba (a la que habrá que dedicar otra entrada). Una estación que me trae malos recuerdos, pero al verlos llegar se me escurren esas aguas pasadas.
Tras la caña de rigor vamos hasta Izarra, el pueblo donde se aloja. No tan bonito como Lukiano, pero bueno, desde la cocina hay vistas bonitas y ruidosas.
Casco antiguo de Izarra |
Y ahora una excursión por Izki, uno de los parques naturales de la provincia, ¡el mayor robledal de Quercus pyrenaica de Europa! Promete...
Melojar en Izki |
Y para rematar una visita a la Rioja alavesa. Recomendadísimo: Laguardia y Elciego. Eso sí, no seáis tan burros como nosotros y visitar las bodegas, obras de Santiago Calatrava o Frank Gehry.
Pero no todo puede ser vida contemplativa, también hay que trabajar (bueno yo no, pero me solidarizo). Así que nos ponemos en busca de las becadas (Scolopax rusticola).
Zuia |
Eso sí, el barro fastidia más de la cuenta, pero se soporta estoicamente (algo de rencor había en los zapateaos en la acera antes de cruzar el portal).
Santuario de Oro |
Sierra (no me acuerdo del nombre) |
Pero también hay que descansar algún día, así que en la próxima entrada exploraremos tierras más lejanas aún.
2 comentarios:
un plaer llegir-te i veure a través de la teva càmera allò que visites. ets molt bo!
Gràcies per afalagar-me, però tan sols faig de mirall... Tan de bo pogués ser molt més nítid
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